lunes, 22 de julio de 2013

SALUTACIÓN TERCERA



Burlémonos de la petulancia de The Times:
¡Carcajada!
y de sus críticos amordazados,
serán pagados cuando por entre sus órganos se muevan los gusanos;
son estos los que pusieron trabas a la novedad,
he aquí sus lápidas.

Dieron apoyo a la mordaza y a la argolla:
una pequeña Caja Negra les da albergue.
También a vosotros os sucederá,

obstruccionistas con vientres de furcia,
enemigos jurados de las buenas letras y la libre expresión,
hongos, gangrena que no tiene fin.

Venga, empecemos un nuevo trato,
dejemos de una vez intrigas y condescendencias,
escupamos a quienes dan palmaditas de estómago satisfecho
para sacar tajada,
salgamos un poco al aire libre.

¿O tal vez moriré a los treinta?

Tal vez tendréis el gusto de profanar mi tumba de pobre;
espero que os divirtáis, os prestaré toda mi colaboración.

Hace ya mucho tiempo que tenéis la costumbre
de eliminar a buenos escritores,
o bien los volvéis locos o bien guiñáis en cuanto se suicidan,
o bien les perdonáis sus drogas
y habláis de genio y locura,
pero yo no me volveré loco para contentaros,
ni os voy a halagar con mi muerte temprana,

oh, no voy a aguantar el tipo,
sentiré vuestro odio culebreando entre mis pies
como un agradable cosquilleo,
digno de ser mirado con desdén,
aunque muchos se muevan con recelo,
temerosos de decir que os odian:

¿a qué saben mis botas?

Aquí tenéis el sabor de mis botas,
acariciadlas,

lamed el betún.



El buen Ezra, claro.

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