miércoles, 30 de mayo de 2012


Sus labios sabían a Cherry Cola



En 1964 un grupo sacó una peculiarmente rasposa versión de una entonces no tan antigua canción rocarolera. Fuera de la crudeza casi punk de dicha versión, sería difícil decir en ese momento que ese grupo estaba destinado a ser modelo de tantos grupos como los más famosos Beatles.

El par de hermanos peleoneros originales no fueron los hermanitos Gallagher; los originales creadores del sonido de la distorsión no fue ni Black sabbath ni los Velvet underground; el sonido duro y rasposo no fue idea de los Sex Pistols; las letras sardónicas tampoco fueron usadas por vez primera ni por Damon ASlbarn ni por Paul Weller ni siquiera por Frank Zappa.

Los originales hermanos rocanroleros: Ray y Dave Davies junto a Pete Quaife Y Mick Avory. Sin más, los Kinks.

    

Las primeras canciones de este par de novios míos (por eso se peleaban, para que se vayan enterando) son unas fuertes y muy bailables canciones de rock. A diferencia de la mayoría de sus contemporáneos, los Kinks no trataban de seguir los pasos de los ya entonces muy conocidos Escarabajos. Tampoco les interesaba el sonido de blanco queriendo ser negro de los magníficos Rolling stones. Lo suyo era la fuerza. Una fuerza que, debo decirlo con todo pesar, ni siquiera las leyendas del mod The Who alcanzaron ni siquiera rompiendo todas sus guitarras. Hay que pensar que a finales de ese mismo 1964 sacaron estas dos canciones. Ahora sí ya con ese estilo agresivo pero al mismo tiempo muy británico (¿no suelen ser así: agresivos y al mismo tiempo flemáticos; cómicos y tristes?).





En 1965 apareció una de las canciones más extrañas producidas en esas fechas. El sonido ya consolidado de los Kinks, pleno de distorsión se mezcla con un ritmo lento y una voz somnolienta. Las letras de Ray Davies siguen siendo convencionales, pero esta canción, a pesar de ser un sencillo que ahora nos parece convencional, fue un verdadero parteaguas. "Tired of waiting" es una de las mejores canciones de rock de todos los tiempos.



Sin embargo es en ese mismo 1965 que los Kinks toman el sello letrístico personal que habría de diferenciarlos de sus contemporáneos. En efecto, en esa fecha sale "A well respected man". Una canción que junto con un estilo juguetón y desenfadado, paradójicamente mucho más pop que sus trabajos previos, hace una cruel ironía del hombre trabajador y de la ideología del mundo de mediados del siglo XX (y que hoy puede aplicarse exactamente igual que en ese entonces). Por cierto, hay una buena versión en español, pero cambia todo el sentido de la letra. Como no encontré traducciones y en realidad son bastantes canciones para hacerla; pongo esta versión con la letra en inglés.



Dedicarle a cada una de los sencillos que marcaron un giro en la historia de los Kinks y de la música sería imposible. Pero hablemos de algunos de ellos.

En junio de 1966, en uno de los primeros albums conceptuales que se conozcan, sale la maravillosa "Sunny afternoon". El estilo de los Kinks ha cambiado mucho en sólo un año y ahora la furia ha sido contenida. Las letras irónicas continúan, aunque ahora son más sutiles. "Sunny afternoon", una canción que remite tanto al cabaret como a lo que años después harían Procol Harum o los mismos Beatles. O a los experimentos sonoros del primer Pink floyd.


Los Kinks fueron muy ajenos, empero, a las tendencias de la música de los sesenta. No hay en ellos apenas asomo de la estética hippie. A pesar de haber atenuado la agresividad de su sonido (cosa que también hicieron The Who y los Small faces y, por otra parte, los Rolling Stones), las letras desencantadas los ponen muy lejos de lo que para ese entonces hacían los Beatles o todo el movimiento de música de la costa oeste de los Estados Unidos. Nada más perfecto para mostrar esas diferencias que "Waterloo sunset". Un desencanto que, por otra parte, tampoco remitía a la ferocidad de la entonces naciente Velvet Underground o a los Doors. Un desencanto muy inglés, lánguido y a veces tierno.



Los siguientes albums de los sesenta a pesar de ser magníficos en general como trabajos completos, no tienen sencillos visibles a destacar. Ni The Kinks are the Village Green Preservation Society ni Arthur (Or the Decline and Fall of the British Empire) contienen sencillos con la fuerza de otros discos. Algo en lo que casi todos los grupos que para entonces decidieron hacer albums conceptuales mantuvieron.

No es quizá sino hasta 1971 (a pesar de la existencia de muy buenas canciones, como "Apeman", "Plastic man" o "Shangri La" que los Kinkis lanzan una canción que a partir de entonces quedaría en las mentes de todos. "Lola", ese himno juguetón a los trasvestis. Y de nuevo, esas letras irónicas y ese estilo que ya para entonces había desplazado a los primeros sonidos abrasivos de la guitarra de Dave Davies, con quien su hermano, Ray había tenido tantos desencuentros (incluso hay ediciones de Face to Face donde "Death of a clown se le atribuye a Ray cuando el autor es su hermano).


La carrera de los Kinks, durante el resto de los setenta, se vio oscurecida y eclipsada. Óperas rock, albums conceptuales no del todo cuajados. No es sino hasta la segunda mitad de esa década que el movimiento punk junto con el revival del mod hacen que vivan un segundo resurgimiento. Pero ya nada sería lo mismo.

De todos los grupos que siguieron sus pasos, creo que en pocos podemos encontrar el balance entre la furia y la ironía como en The Jam y Blur.

A mitad de los setenta y en el torbellino del movimiento punk (que tanto le debe a los Kinks), apareció un grupo que inmediatamente admite sus raíces en la música de los Kinks. The Jam lima las asperezas del punk y realiza una ironía que aunque provenía del mismo escupitajo a la sociedad de las demás bandas de su tiempo, tiene la suficiente astucia para hacerlo con una sonrisa en los labios. Aquí pongo una canción del  grupo de Paul Weller.



Por su parte Blur, de todos los grupos surgidos en los noventa es el que tiene un influjo directo del grupo de los hermanos Davies.



God save the Kinks.



Esa Titania

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