Diablo convestido azul
(parte III)
A ver si ahora sí terminamos mis inventos donde por cierto la vez pasada no hablé de las Bangles y Bananarama. Tampoco de Alaska ni de Mecano. O mejor aún; de la versión mexicana de Bananarama: ¡las Flans!
A fines de los ochenta el rock alternativo tuvo una de sus vueltas de tuerca menos conocidas, al menos en México. En la región norte de Estados unidos --en donde el hardcore original había perdido su filo político y nacieron Rites of spring y Fugazi y en donde años después algunos grupos hicieron una mezcla muy versátil entre el punk y el heavy metal-- ocurrió también el proceso inverso. Ésta vez fue el rock alternativo el que tomó una posición política definida. Un feminismo a veces radical, a veces simple, pero siempre divertido. Las Riot grrrls.
En realidad el movimiento de las riot grrrls puede rastrearse desde los discursos baratos de las Slits, pero a diferencia del punk femenino de lo setenta (que estaba incluido en esa mezcladora de todo que fue el verano del odio), estos grupos crearon todo una parafernalia y una cultura subterránea que poco o nada tenía que envidiar al de la primera explosión del punk en su conjunto. Claro, salvo excepciones ninguno de estos grupos salió del subterráneo. Se movieron dentro de las distintas escenas hardcoreras de los EU. Usaron esos canales de distribución y forjaron los propios.
Sin duda la banda más conocida de las Riot grrrls es Bikini Kill. La amistad de Kathleen Hannah con Kurt Cobain le ganó a esta banda --sinceramente no la mejor-- muchos reflectores. De hecho se cuenta que fue Kathleen la que un día dijo que Cobain "smells like teen spirit". Grupo ruidoso, politizado, aunque con cierto sentido del humor ("I like fucking" es una canción graciosa). A ver si a ustedes les gusta más que a mí.
No es extraña la cercanía entre algunos grupos de riot grrrls y aquellos de lo que después se llamó grunge. Todos esos grupos parten de la ética del Do it yourself y de un sonido casi punk; algo que comparten con todo el rock alternativo. Asimismo, pretendían ir en contra de la música que se había apoderado de los radios de finales de la década de los ochenta, en que el new wave al menos en EU había quedado muy atrás y florecían grupos de muchachas y muchachos bien portados junto a rebeldías de caricatura (¿me oyes Axl?) con pelos de Barbie, secadoras y hartos tatuajes.
De la misma manera todos (o casi todos, no quiero recordar al baboso Evan Dando de los Lemonheads) los grupos de rock alternativo mantuvieron una actitud muy distinta de las de otras estrellitas rockers con las mujeres. No hay en sus letras cantos hacia las "estrellas demoniacas" o las "diosas del metal"; tampoco insinuaciones idiotas ni poses de macho con cabello de crepé y pose fálica. Putitos, dirán los que gustan la testosterona. Cobain declaraba su odio al machismo, a la imagen del tipo deportista que fanfarroneaba y bebía cerveza. Canciones como "About a girl" de Nirvana, "Elderly woman behind the counter in a small town" de Pearl Jam o "The one I love" de R.E.M. (por mencionar tres) muestran un tratamiento muy distinto de la mujer y de las relaciones humanas de lo que --en general-- había aparecido en el rock. Maricas, seguro más de uno pensará.
Pero este post no es sobre la actitud de los grupos del llamado (ahora ese mote es casi un insulto) rock alternativo. Pues bien, dentro de las riot grrls, aparecieron otros nombres: Tiger trap, Bratmobile, Mecca Normal, Huggy bear (único grupo de las riot que tiene a un hombre como cantante), Sleatter Keanney (que recordarán quienes fueron al primer concierto de Pearl jam en México). Ninguno de estos grupos en realidad fue muy importante para la música, pero sirvieron para adornar musicalmente (es un decir) nuestras jóvenes reuniones feministas.
Algunos medios ahí desorientadones de cualquier manera llegaron a confundir al personal y muchos piensan que las abundantes bandas de mujeres que salieron en esos memorables días son parte del Riot grrl. Nada más falso, aunque tal vez el origen de esa confusión venga de L7.
Un día Donita Sparks, Jeniffer Finch, Suzi Gardner y Demetra Plakas se pusieron a hacer un cover de esa rola sexual y provocadora que es "Slip it in" de la banda de hardcore Black flag. Pronto empezaron a hacer sus pininos en lo que entonces se conoció como hardcore metal. Una banda ruidosa, abrasiva y violenta (se cuenta que aventaban tampones sucios a la audiencia y agredían a los hombres de la multitud; actitud muy creíble dentro del underground ochentero). Con la creación de Rock for choice (evento formado por L7 durante las pláticas en senado estadounidense para penalizar el aborto), convergieron con el movimiento Riot Grrrl, sin nunca afiliarse a él. Su sonido, empero, empezó a separarse del hardcore metal y acercarse al garage y al punk del norte del país. De tal mezcla salió algo que no por casualidad (metal y punk; además de las raíces hardcore punk) se parecía a lo que estaba haciendo Nirvana y más obviamente, Mudhoney. Aquí dejó "Everglade" con su divertida letra: "This guy was drunk, stupid/ And he must have weighed a ton/ Said, "Get out of here girly,/ I'm just trying to have some fun". En verdad los rednecks a veces se ponen a desfilar.
Al mismo tiempo The Gits y 7 year bitch estaban haciendo sus carreras gemelas en Seattle. A pesar de tener orígenes punks más definidos y de su evidente coqueteo con las Riot grrls, su espíritu de independencia las hizo estar alejadas del movimiento. Por su sonido pastoso, no pueden negar la cruz de su parroquia. Pongo a ambos grupos juntos poque nacieron como gemelos e incluso acabaron de la misma manera (con la muerte de Mia Zapata de las Gits, las integrantes de 7 year bitch hicieron el álbum Viva Zapata! y nunca volvieron a ser las mismas).
Todo se puede decir de Courtney Love excepto que es una arribista en eso de la música. Aquella mujer que escapó de su casa siendo adolescente, que huyó a Alaska para tranajar de stripper porque nadie la quería por ser "demasiado gruesa". Aquella que audicionó para encarnar a Nancy Spungen (vaya gustos; la pareja de estúpidos del punk) en la cinta Sid y Nancy. La misma que tocó con Faith no more; que formó parte de las inolvidables Babes in toyland; la "puta de kindergarden" cuyo primer disco con su grupo, Hole, fue producido por ni más ni menos que Kim Gordon de Sonic youth. El sonido abrasivo, punketero, casi noise del primer disco (Pretty on the inside, ¡habrase visto!) muta en el grito ronco y obviamente nirvanesco de su gran (y para algunos piratísima; todos la odian, por eso me cae bien) Live trough this. Su tercer disco, impecablemente producido (y dicen que escrito) por Billy Corgan, Celebrity skin, es de lo mejor que salió ese 1998. Después de eso, la carrera de Love ha ido a la baja, lo que no es de sorprender en un mundo donde el rock alternativo (y el rock en general) ha ido desapareciendo lenta e inevitablemente.
Del otro lado del globo terráqueo, una aguerrida inglesa estaba ella misma reinventando el punk y creando un sonido directo, duro y pesado que no por nada se asoció con lo que sucedía en Estados Unidos. Polly Jean Harvey, la heredera más directa de Patty Smith. El sonido seco (Dry) de su primer disco nunca desaparece del todo (Rid of me), pero sí cambia su estado de ánimo. La cachondería casi agresiva de To bring you my love ("Lick my legs i'm on fire/ lick my legs I'm desire") da paso a la desolación de Is this desire? para luego recuperar la alegría (y el éxito comercial; los adolescentes no gustaron de esos cortes de muñecas) en Stories from the city, stories from the sea. Sus últimos discos (Uh uh her; White chalk, Let England shake) deben ser catalogados como de lo mejor que ha hecho el rock en las últimas décadas. Es difícil elegir sólo una canción, pero a ver, pongo una del disco más malentendido de mi P.J. Un disco que me acompañó cuando andaba en esas; asimismo, una canción que más que al punk recuerda a Nico en su faceta más depresiva (¿¡Mááááás!?).
Dentro del llamado britpop hay pocas mujeres. Las más visibles son las chicas de Elastica. Justine y Donna no formaron este grupo como una "banda de chicas" (nunca lo fueron), pero pusieron todo su empeño para que el sonido áspero y fuerte del garage se hiciera un lugar en el pop británico. Lo consiguieron, hay que decirlo. Ningún otro grupo de esa movida más bien nostálgica de los sesenta fue tan punk como ellas. Sólo el Blur de su album homónimo puede compararse (por cierto, Justine fue novia de Damon Albarn quien después de su rompimiento escribió esa maravilla de "There is no distance left to run"). Muy lejos de los Beatles y muy cerca de las Bangles , de los Sonics, los Cramps y aun de X-ray spex. Elástica en la pérfida Albión en tiempos de Oasis nos hace preguntarnos, ¿por qué a las mujeres nos atrae tanto el punk?, ¿cosa genética? No tengo respuestas, pero quién las necesita si hay heroina.
Por otro lado, en 1993 una chica crecida en Illinoise (Illi noise diría Sufjan Stevens) sacó un entonces famoso (ahora casi olvidado) disco: Exile in guysville. Liz Phair es un caso raro en el rock de chicas. Nunca fue bien recibida del todo por la escena "alternativa"; tampoco por las estaciones de radio digamos pop. Su música, al menos la de este disco, tiene poca carga punk, pero tampoco es pop. Parece más bien como una música folk hecha de la manera más sencilla posible. Disco que cautivo a toda una generación de escuchas que no se identificaban con los gritos feministas de las riot grrls ni con la agresividad de L7 o 7 year bitch ni tampoco con la autoflagelación irónica de Hole. En realidad Liz Phair hace una serie de estampas de una juventud (femenina) que parece buscar una vida normal y fresa, pero que se ve decepcionada una y otra vez. "Fuck and run" deja ver bien claro esto.
Siguiendo con esta música que se movía en la frontera entre el alternativo y lo comercial, es imposible no hablar de Veruca salt. Su nombre no hace sino hacerles honor, pues qué mejor que el apelativo de la chamaca consentida de Charlie y la fábrica de chocolates para un grupo como éste. No sé qué pensar de él. Indudablemente se trata de un grupo que como muchos creció con el sonido del rock alternativo y en disqueras independientes (indies, dirán los chamacos mamones de ahora), pero su sonido es de una fresez que no acabo de digerir. Suenan como grupo de postgrunge o de "alternativo" ya mainstream cuando no lo son. Bueno, juzguen ustedes.
Para acabar con la fresez, hablemos de otra chica que hizo furor entre las adolescentes de esos años (me incluyo, para mi vengüenza-gloria). Evidentemente Jagged little pill es un disco hecho para el mainstream. El "alternativo" entonces vendía millones de discos y lejos estábamos de los Pixies, Sonic youth, R.E.M., Dinosaur jr y todo aquello. El subterráneo por un breve periodo de tiempo se convirtió en el mainstream y con ello generó una moda al menos en el país del norte. Tampoco hay que cortarse las venas por ello. Salieron varios grupos y canciones chidas. Supongo que a PJ Harvey o a Kathleen Hannah no les gustaba estar en el mismo saco que Morissete, pero así fue. Y el disco tiene partes muy disfrutables, qué decir. Por mi parte, debo decir que en su momento canté bien fuerte "You oughta know". Y lo volvería a hacer (es más, voy a hacerlo). Hasta a hombres conozco (adivinen quién) que gustan de esta canción de --decían-- "bruja feminista despechada". Quien esté libre de pecado, que tiré la primera piedra.
En fin, una vez terminada la explosión (comercial) del rock alternativo, las aguas regresaron a su cauce. No hablé de las muchas mujeres músicas en este periodo. Nunca acabaría. Algo pasó que de pronto el mainstream del rock se llenó de féminas. Obviamente tuvo que ver la ascensión del rock alternativo, con las claras diferencias con lo que se había venido haciendo. Ni siquiera el punk, con todo el impacto mediático que logró, ni el new wave, con la popularidad que alcanzó en ciertos círculos, habían logrado algo semejante. En adelante no sólo lo "alternativo" y proveniente del punk estaba abierto para las mujeres.
De todas las mujeres que aparecieron en adelante y dejando de lado a muchas, muchísimas, me quedo con cinco: Peaches, Bjork, Meg White, de los White Stripes, Karen O, de los Yeah yeah yeahs, y Beth Gibbons, de Portishead.
Bjork empezó su carrera con los Sugarcubes. A fines de la década del alternativo apareció ese grupo islandés que combinó las texturas del hiphop (no hablé de las mujeres en el hip-hop; Salt & peppa, perdóneneme) con el sonido del shoegaze, el rock alternativo y el pop electrónico. Ya en solitario, Bjork ha tenido una carrera que combina lo sublime con lo ridículo; lo genial con lo pretencioso y lo divertido con lo genuinamente mamón. De todas maneras, es una imprescindible. Ni hablar (aunque sus últimos discos y "aplicaciones" me dejan fría; no mamation). Aquí una bella rola acerca de ¿deseo?, ¿sexo?, ¿amor?, ¿erotismo?, ¿transexualismo?, ¿homosexualidad?, ¿"putitos" como Kurt Cobain? A saber.
Beth Gibbons es la voz etérea y dolorosa de Portishead. Un grupo salido de la escena del trip-hop. Por mucho el grupo de esta música más conocido en México (nadie escucha a Tricky o a UNKLE). Una mujer que de verdad puede hacerte deprimirte hasta en viernes. Arreglos completamente alejados de la música pop y de todo lo que hasta entonces podríamos llamar música "femenina" en el rock. Ni los grupos más "oscuros" llegaron a producir atmósferas semejantes (paradójico que vengan de un grupo que parte del hip.hop). Bandototota.
A fines del siglo XX un sonido punk hecho con sintetizadores regresó a los oídos de todos los buenos chicos del mundo. Lo que en su momento hicieron Public image ltd. y Gang of four por un lado y por el otro, los grupos de synth-pop como Tears for fears, Soft cell, Orchestral manouvers in the dark, resurgió con el Electroclash y con el New york noise. Ladytron, Fischerponner, Felix da housecat, !!!, Apples in stereo, hasta Justice... Grupos que por un lado te hacen bailar y por otro moverte al ritmo de la agresión o de la más rara sofisticación. Pues de este sonido tan peculiar sale Peaches, heredera clara de Le tigre (grupo de Kathleen Hannah de Bikini kill, ya en tono muy electrónico, pero con el mismo discurso), ésta autodenominada "perra y puta" fue la única y verdadera provocadora del rock femenino de fin de siglo XX y comienzos de éste. Para quien no la conozca, ahí les va sin salivita. Sólo las riot grrrls y las Plasmatics en sus momentos más mamilas y estereotipados (estereotipos feministas, claro) hacían algo como esto. ¿Es feminismo?, ¿es machismo?, ¿son el machismo y el feminismo a este nivel lo mismo? Pues ni sé.
Pues terminemos esto con aquello que a comienzos de este siglo se denominó neogarage.
Todos los que estuvimos en ese tiempo vimos cómo una serie de banditas una más curiosa que la otra invadió el radio. De escuchar a Korn y a Limp Bizkit seguidos por Blink 182 y Good Charlotte (me dan ñáñaras al recordarlo) pasamos a un grupo de chamacos neoyorquinos que sonaban como a Velvet underground pasado por la mercadotecnia. Los Strokes, ni modo, fueron la banda que desató, manque le pese a quien le pese, todo por una vez. Sin ellos y sin esos muchos grupos (comerciales, ni qué decirlo) no sería posible lo que ahora tenemos (bueno o malo). El dizque "indie" (chamacos que despotrican de Hüsker Dü porque no son "indie"; chale); toda la escena de revisiones a Joy Division; toda la movida de Myspace... No imagino siquiera que el New york noise y el electroclash hubiesen existido sin esos chamacos mamones.
Entre todos los grupos que salieron, dos tenían a una chica evidente en su sonido. Meg White como baterista de un gran grupo que lo mismo abreva de Ennio Morricone que de los Pixies; del blues más tradicional que de los Sex Pistols y los Smashing Pumpkins: los White stripes. Sin duda el proyecto que más ha aportado desde entonces ha sido el de estos dos reyes del minimalismo. Ya pocos recuerdan lo que hicieron en su tiempo los Strokes, The Hives o Interpol, pero los hermanos o esposos o lo que sean White no han parado desde entonces y a pesar de haber disuelto el grupo, siguen cada uno proponiendo.
Terminemos con Karen O. La vocalista y guitarrista de los Yeah yeah yeahs se convirtió por derecho propio en la imagen de aquellos años. Diva y modelo de un movimiento planeadamente pop, pero efectivísimo. No es la última de las mujeres en el rock (Cat power y por otro lado Keren Ann están ahí, por ejemplo), pero sí es evidente que después de entonces el rock se ha mantenido en un nicho que sólo por ese momento fue roto. Un año, dos años que el rock volvió al radio y eso fue todo. Desde entonces también ha existido mucha diferencia en los sonidos, pero no hay un golpe de timón como esos años. Y, bueno, sin duda Karen O es la imagen de esas chicas. Nunca olvidaré cuando me prestaron ese feo disco pirata que no auguraba nada bueno por la portada. Y, cuaz, de repente me veo tocando una guitarra, jadeando y maquillándome para parecerme a la Karen (aunque a los calenturientos de la prepa les latía más Brody Dalle de los Distillers; qué sabrán de lo que es chic).
Bueno, ahí nos quedamos. Igual un día de estos escribo sobre las mujeres en los sesenta, en el folk y en el hip hop. O, ¿para qué de mujeres específicamente? Ya lo haremos.
Titania ya nostálgica de escribir de su género
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