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— ¿Y tú cómo los ves?
— No, pues muy bien, ¿y tú?
— Pssss, la verdad como que piden
cosas muy obvias, ¿no?
— Precisamente por eso son valiosos.
Hay que ir paso a paso. Empezar por el principio, dice Aristóteles, el cual es
el natural orden del discurso.
— Pero, ¿las televisoras? Digo, si te
fijas lo que piden es que haya un estado fuerte y nacionalista, que pueda
mangonear a quien se le antoje cómo y cuándo quiera, tronando los dedos.
Quieren un estado que sea como el PRI, pero sin sus siglas.
— No, mano, estás viendo las cosas
mal. Ellos piden equidad y que todos los partidos tengan el mismo trato. Eso,
además, permite que la gente obtenga la información verídica. Un pueblo
informado es un pueblo que trabaja por su libertad.
— ¿Pero cuál equidad? Todos los
pinches partidos tienen una tajada del inmenso presupuesto. Si lo que quieren
es que no se hagan públicas las encuestas que no favorecen a tal candidato,
entonces paradójicamente abogan por que no haya transparencia. ¡Como cuando
Cárdenas, Salinas y el 88!
— No mames, tú bien te escandalizaste
cuando viste los titulares en todos los periódicos después de lo de la Ibero.
Acuérdate hace seis años y la campaña de desprestigio. Ahora fíjate los cientos
de spots de Peña. ¿Eso no es inequidad?
— No discuto la parcialidad de la
prensa. De hecho no discuto los principios de este movimiento; discuto sus
métodos y señalo que piden muy poco.
Por otra parte, los spots. Es gracioso que los que dicen confiar en el pueblo
piensan que son tan estúpidos como para votar por un candidato porque lo ven
salir mucho en la televisión. ¿Pues para qué sirven las bases de los partidos.
— Ya sabes que el pueblo es ignorante.
— ¿Y quienes se la pasan en internet
son muy inteligentes? No manches, si dices cualquier cosa en contra de tal
candidato, se te echan como perros. Y aun eso son algunos. La mayoría usa
internet para pura idiotez, que es lo que se encuentra normalmente ahí.
— Pues dirás misa, pero son los que
están moviéndose, los que están haciendo el cambio.
— Pues disiento de ti. No veo de qué
cambio me estás hablando.
— Mira, tú mismo has hablado de la
aparente apatía de las personas. Ahora que está moviéndose deberías de unirte a
ellos. Es la posibilidad de cambiar las cosas así sea poco a poco. Lo primero
es abrir las puertas: hacer conscientes a miles de lo que está sucediendo en
nuestro país.
— Pero también tú habías criticado que
toda la rebelión moderna está metida siempre en los mismos esquemas políticos e
ideológicos. Sinceramente creo que es cambiarlo todo por migajas. El mismo
pensamiento de los políticos: como no se puede hacer nada, mejor pacto con el
sistema de siempre.
— Bueno, tal vez sea así. Pero pues
como están los tiempos, es bastante. Tú ya deberías saber que en realidad el
pueblo mexicano, no, el pueblo del mundo todo para seguir con tus ideas
anarquistas, es sumamente conservador.
— Ese es el punto. Un simple arreglo
político no va a cambiar nada. Lo que hay que cambiar es la ideología moderna.
Todo lo demás será quitar a un títere para poner a otro. Es entrar al juego de
la política.
— Pero todo eso se puede discutir.
Ahora es tiempo de cambiarlo todo.
— Pues lo dudo, en realidad este
movimiento sospecho no durará más de seis meses. Y después de eso lo mejor que
le pasará será ver como sus integrantes se dispersan o convierten en políticos
profesionales. Ve al CEU; ve al CGH.
— Los primeros, es verdad, se
convirtieron en políticos profesionales. Pero precisamente eso es lo nuevo en
este movimiento. No hay líderes; no hay una estructura vertical que diga cuál
es la línea a seguir. Tampoco hay un objetivo inmediato como en la huelga de la
UNAM. Por cierto, debo recordarte que ahí te vi en el borlote de esa ocasión.
— Sí, lo recuerdo. Y recuerdo cómo ese
movimiento que se suponía sin líderes poco a poco fue perdiendo el apoyo de la
comunidad universitaria hasta que quedó en manos de unos cuantos. Es más, debo
recordarte que varios de tus amigos de la secundaria dejaron de estudiar porque
su familia se hartó… ¿Te acuerdas de Ricardo?
— Claro, pero… bueno. La cosa es que
no podemos decir que esta vez es la misma situación. No es ese tipo de
objetivos los que se persiguen. Esto es nacional; es la juventud que está
pidiendo la palabra. No hay líderes y es imposible que los haya porque todo se
discute en internet, donde hay libre intercambio de ideas.
— Sí, claro, tan libre que si aportas
una crítica te tachan de vendido. Por otra parte, ¿en qué parte se dio ese
supuesto intercambio del que hablas para lanzar el primer comunicado?
— Es una decisión colectiva; lo mismo
que en 15-M. Ya debes saber que Yosoy132
se ha solidarizado con ambos movimientos.
— Me parece bien que compares esos
movimientos. Veo, ahí sí, coincidencias. Y algunas diferencias. Para empezar
hay que reconocer que estos son de los primeros ejemplos de movilizaciones que
nacen plenamente con internet. También a diferencia de las anteriores, más que
pedir un cambio radical, así fuese dentro de la ideología occidental, piden
reformas dentro de la misma estructura.
— Bueno, antes estuvieron las
protestas de Seattle, ¿te acuerdas? Vaya, debo recordarte que en ese entonces
te ponías a brincar con Rage against the machine.
— Me acuerdo, por supuesto. Pero mira,
esas protestas aunque en efecto no tuvieron liderazgos visibles y se
difundieron por internet, no creo que puedan compararse con éstas. Fueron mucho
menos organizadas. En cierta manera fue una coincidencia anárquica si quieres.
El internet ahí fue un medio que dio cobertura al fenómeno, no un modo de
organizarse.
— Es buen punto, en ese caso lo más
parecido a estos movimientos es la Primavera árabe, ¿no?
— Que tiene detractores entre los
mismos jóvenes de “izquierda”, por cierto.
— Es verdad, porque según esto,
destruyen a posibilidad de un mundo ajeno a la voracidad capitalista. Pero tú
sabes que el mundo que se “proponía” era una copia de los mismos modelos occidentales,
pasados por un matiz autoritario de lo peor.
— Pues sí, ya sabes, el argumento de
“pues ahí que ellos se hagan bolas con su tirano; es mala onda, pero representa
una esperanza contra los Estados unidos”. Es curioso que ahora que la "Primavera árabe" está llegando a su otoño, los principales beneficiarios de todo sean políticos profesionales: partidos conservadores.
— Pues ahí está: fuera de la política
tradicional, en los movimientos de la juventud, es donde se gesta el cambio. En
ese sentido Yosoy132 puede producir un levantamiento general.
— Pero de todas maneras hay
diferencias. No es lo mismo derribar un régimen que pedir apertura en los
medios de comunicación. Una apertura que, por otra parte, según yo ya existe.
No estamos en el 88, ¿sabes? Se puede criticar al presidente; se puede ir al
zócalo y mentarle la madre… Y por otra parte, no sé si lo que llamas "levantamiento general" es lo verdaderamente deseable. Desde hace siglos todos los levantamientos armados occidentales han sido lo mismo: sustituir un esquema de explotación por otro. Quítate tú pa' ponerme yo, cantaría Lavoe.
— Pero lo que piden, de nuevo, es
simplemente que haya equidad.
— ¿Y con eso se conforman? Bueno, a eso
iba. ¿Qué pide 15-M? Regresar a la situación previa. No piden cambiar el mundo
ni cuestionan al modelo occidental. Piden regresar al viejo estado de cosas. El
estado fuerte pródigo y un desarrollo económico depredador del medio y que no
se puede sostener sin recurrir a la miseria del tercer mundo. Vaya
Revolucionarios.
— Occupy
Wallstreet sí tiene
ese matiz revolucionario del que hablas. Ha habido crítica al capitalismo;
acercamientos y aplausos por los libertaristas de ese país.
— Pero las demandas concretas son
simples: al igual que 15-M son movimientos reformistas del régimen capitalista.
Piden un estado de bienestar. Una demanda justa, pero nada emocionante.
— Pues mira cómo te contradices; tú
sabes que ahora Occupy Wallstreet es
mucho más que eso. Y dices que las demandas son justas.
— Claro que son justas. Las de todos
esos movimientos. Nunca he dicho lo contrario. Sobre Occupy Walstreet; sí, hay voces aquí y allá que protestan contra el
capitalismo. Pero el centro de la protesta fue, es y será por reformas dentro
del mismo sistema. Pues la misma historia de los sindicalistas del XIX. Serían
muy anarquistas y socialistas, pero con unas cuantas migajas se conformaron. El
proletariado además de ya inexistente nunca fue revolucionario.
— Bueno, pero algo que no puedes negar
es que hasta este momento Yosoy132 ha sido el movimiento que más se ha
manifestado a nivel nacional desde el 68.
— ¿Te cae? Yo no creo. Hasta ahorita
los veo en internet y rondando por aquí y por allá. Movimiento mediático, tal
vez. Ahora, si a eso vamos, ni a nivel mediático es verdad. ¿Qué me dices del
zapatismo?
— Oye, de verdad, ya ni me acordaba.
Pues es que se apagó. Sólo se conservan como cafeterías por aquí y por allá.
Pero es verdad, ese fue un movimiento que dio la vuelta al discurso de los
noventa. También en ese entonces se pensaba que no había forma de cambiar al
sistema mexicano y mostraron que aún había quien lo creía posible.
— ¿Y dime, qué pasó con todos esos que
apoyaban al zapatismo? Cómodos en sus casas. Ni siquiera saben qué ha pasado.
Ese fue un error del zapatismo y de su política. Para el gran público y para
los pendejos que andan por ahí rasgándose las vestiduras por su racismo de
tercera y su nacionalismo de cuarta, el EZLN era Marcurris y con él el maoísmo
trasnochado de las FLN. El liderazgo en una persona. Culto de la personalidad y
un rostro bueno para playeras.
— Sí, pero después de todo fue Marcos
y las FLN las que dieron la base del movimiento. Recuerda que fue el apéndice
de las guerrillas de los setenta y que así empezó: buscando apoyo para armar un
ejército de tipo maoísta. No fue sino después que el discurso mutó. De ahí su
acercamiento al anarquismo y las comunidades autónomas. Finalmente su adhesión a la izquierda es solo de nombre. De hecho escapa a las coordenadas tradicionales de la política, al menos en la práctica.
— Bueno, no sigamos con ese asunto. No estoy seguro de lo que dices acerca de las izquierdas y derechas.
Precisamente la carga maoísta es algo que critico. Concuerdo con lo de las comunidades
autónomas. Ahí al menos veo la voluntad de en verdad dar una alternativa al
Estado y a los modelos occidentales; algo que no percibo en Yosoy132 y sus
seguidores, obsesionados con la monolítica y fálica presidencia. Vaya, ahorita me
recordaste cuando Marquirris fue a la UNAM hace seis años y le pusieron
imágenes de ¡Stalin! Él ni pío dijo. Por cierto, en ese tiempo le dijeron
vendido y que le hacía el juego a la derecha.
— Bueno, pero aceptas que la autonomía
zapatista es algo al menos trascendente; después de todo sin ese levantamiento
no se hubieran dado las reformas y la ley indígena.
— Reformas y ley que nadie pela.
— Eso es otro asunto. Mira, eso es
algo que Yosoy132 ha señalado. Y por cierto, tal vez este movimiento traiga
reformas semejantes. Dijiste muy bien que lo valioso del zapatismo no fueron
los líderes ni los discursos iniciales, los cuales, en efecto apestaban al
comunismo más rancio. Fueron las comunidades y el tiempo los que de facto
crearon las comunidades autónomas. La organización diaria y el intercambio de
ideas sin directivas horizontales son lo valioso. Como en Yosoy132; como en la
Comuna de París; como en mayo del 68.
— Ah, eso es otra cosa. Me agrada que
menciones al mayo del 68. He visto a muchos que hablan de ello. Mira, sí hay
contactos con el 68, pero el 68 mexicano. Al igual que aquel, lo que piden son
reformas políticas necesarias y justas; apertura de medios y participación
ciudadana. Al igual que entonces hay entre ese grupo entusiastas que piden
cambios más profundos, pocos en realidad. Consignas más románticas; las formulan por el impulso. Pero son una minoría. En realidad lo que piden son reformas políticas del mismo sistema ya establecido.
— ¿Entonces dirías que estamos ante un
nuevo 68?
— Sí y no. La situación política es
muy diferente. Pero sí, en nuestro país, conservador en realidad, las únicas
demandas que prenden son aquellas digamos tibias. Además de que la situación
política y por tanto el contenido de las demandas ha cambiado; la organización
por internet les da al mismo tiempo más radio de penetración al igual que menor
expresión fuera de ese medio. Es decir, los que están en internet se enteran;
si no, te pasa de noche.
— Sí, ahora que lo dices hay
coincidencias: juicios políticos; petición de apertura de la información.
Claro, en ese entonces no estaba la presidencia.
— Y con eso un asunto que no acaba de
gustarme: la posibilidad de que los políticos se apoderen del movimiento.
Alguien en Italia hizo algo así, unos tales fascios.
Yo veo que aunque todos o casi todos los de Yosoy132 son partidarios del PRD
(sí, ya sé que he votado por ese partido, eso no viene al caso), se han
apartado al menos en el papel. Espero que siga así, pero muchos opinan lo
contrario.
— Bueno, eso es algo discutible: ellos
dicen que la presidencia es la única manera real de impulsar esos cambios que
se piden.
— ¿Ah sí? Dentro de las reglitas del
sistema, ¿verdad? ¿No te digo que somos conservadores? No pueden pensar fuera
de esas estructuras. En esto se dice que si no votas es malo porque le
quitas votos al PRD… también al PRI y al PAN, ¿no? Ah, pero hay que votar por
el menos malo.
— Bueno, esa es tu opinión. Tú sabes
que yo sí creo que este candidato es una opción real. Si no es lo mejor, al
menos representa una oportunidad para dar un giro al país.
— Yo veo que no hay nadie que proponga
nada fuera de los modelos occidentales, pero eso es otro asunto. Pero dime, ¿es
la presidencia el lugar para impulsar esos cambios?, ¿qué no es en realidad el
congreso el sitio para eso? Digo, para cambiar las reglas de los sindicatos hay
que ir ahí. Mira la diversión en su página de internet: atacan a Elba Esther,
pero apoyan al sindicato que ella dirige. ¡Hay que apoyar a la masa aunque sea
de las tortillas!
— Bueno, veo tus puntos. Supongo que
te pitorrearás de la comparación con el 68 francés y con la Comuna de París.
Por supuesto, en algo tienen qué ver: la falta de líderes.
— Por lo menos de líderes visibles.
Lo cual es saludable. Fíjate, a mí aunque me llama la atención el 68 francés por sus simpatías por el
anarquismo y por Nietzsche; me interesa en general el movimiento que en esa
década hubo entre los jóvenes. Igual que me interesa el punk de Inglaterra en
la década siguiente.
— Eso es puro romanticismo mamón,
güey. Ya te imagino ahí trenzándote la cabeza con florecitas o con tus seguros
en la ropa. Un momento, me acuerdo que usabas seguros…
— Sí, no me arrepiento de ello. Nomás
porque ya no tengo esas mochilas, si no los volvía a poner. Ya ves, uno también
sigue algunas cosas. Pero bueno, a lo que voy es que al menos ese movimiento sí
que no tuvo líderes visibles y además aunque fuese una venida adolescente, pensaban que era posible cambiar al mundo. No
se manejaban a través de la política.
— Proponían otras formas de
organización. Es verdad. Pero qué quedó de todo ello.
— Muy poco. Como siempre el espíritu
adolescente se pasa. El poder sin imaginación. La política. La falta de humor.
La clase media no sabe reír. Pero sí dejó cosas; algunas valiosas como cierta
liberalización de las costumbres. Otras pésimas como la vulgarización del
cuerpo.
— En ese sentido fue un cambio.
— Pero no un cambio político, sino
ideológico. Pero por las mismas características del movimiento acabó cooptado
por el mercado. Se convirtió en parte de lo que quisieron, tal vez por moda,
por seguir al rebaño, atacar. Hace falta un movimiento que ponga sobre todas
las cosas la crítica; la individualidad que trascienda a la individualidad.
— El no seguir a ningún líder; romper
las estructuras de la mentalidad; el manto reactivo del lenguaje. Vaya, qué
romántico eres.
— ¿Quién que es no es romántico?
— En fin, que como dices, no
participarás en nada donde no puedas bailar.
— Así es, mano, nomás que nadie me
dicte los pasos.
— Pues por fin, ¿eres o no eres 132?
— Uuuuta.
(por atrás el superego grita: "Ya párenle par de putos")
(por atrás el superego grita: "Ya párenle par de putos")
César A. Cajero Sánchez
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