lunes, 30 de abril de 2012


Cinco mujeres en technicolor


El año de 1917 se creó la primera técnica para grabar en color: el technicolor, con sus tonos pastel y sus intensos tonos de acuarela. A pesar de varias cintas hechas con la primera versión de este procedimiento, no es sino hasta 1932 que se refina y nacen las primeras chicas en technicolor.

 La primera que se ha quedado en la mente de toda mujer que se precie de haber nacido en este mundo es Blancanieves.

Qué se puede decir de esta mujer. Pues su gran sueño es casarse con un príncipe, de quien se rumora es azul, tal vez debido a que se quería suicidar como Werther.

Algunos dicen que Blancanieves tenía parafilias y además no dudaba de entrarle fuerte a la promiscuidad. Otros dicen que era medio tarolas. Los más afirmamos que quienes esto dicen no pasan de ser unos amargados. Yo no sé nada, lo único cierto es que era bastante trabajadora para mantener limpios a siete barbudos bastante horribles. Y también es cierto que esos barbudos cantaban bastante mejor que ella y que el insoportable príncipe.

Otra mujer en technicolor es la simpática Dorothy, quien llegó al país de Oz (no confundir con la otra Dorita, cuyo líder era Toto).

Cuenta la leyenda que era interpretada por una alcoholica y además aficionada a las barbies llamada Judy Garland. Pero lo único que se puede decir de ella es que cantaba macizo y que sabía bailar bien, aunque nunca como el Espantapájaros. Por otro lado nos da dos grandes lecciones. La primera es que cuando estamos fuera de los sueños el mundo se ve rete triste. La otra lección dice que no hay lugar como el hogar.

La primera lección está comprobada. De la segunda no estoy tan segura.

Ya saliendo del technicolor, pero tupiéndole duro a otras sustancias a las que no era aparentemente tan aficionada Judy Garland, aparece una chica del lado más luminoso del sol. Aquella a la que cantan los Rolling stones y quien no necesita ir del otro lado como Dorothy porque “She’s a rainbow”.

De acuerdo a todas las pesquisas, esta joven ya es plena contemporánea de la televisión. Es en 1968 cuando los televisores de medio mundo se pintan de colores. De la misma manera, en las calles cientos de jóvenes ilusionados cuanto cándidos pintan sus rostros. Entre esta especie debemos buscar a la mujer arcoíris.

No hay datos mayores del paradero y la identidad de la mujer de los siete colores. Probablemente se cuente entre las miles de jóvenes perdidas para siempre en el anonimato, arrepentidas de su actuar de otras épocas (la encuerada de Avandaro, nuestro ejemplo más famoso). Ya se sabe: sesentones que tararean “Satisfaction” frente a la pantalla de la computadora. Pero bueno, ¿cuántas personas de nuestra edad no están siempre en la computadora… y cuántas de nosotras mismas podemos vanagloriarnos de “ser un arcoíris”?
El coro dedicado a esta mujer en technicolor remite a la siguiente.

En 1966 un grupo de Los Ángeles lanza un primer disco homónimo. Love nace.

Pocos escucharon a Love en su tiempo. Pocos lo escuchan hoy y Arthur Lee no es precisamente una gran estrella de rock. Ni lo necesita. Su huella es definitiva en gran parte de lo que amamos: de The Doors hasta Blur; de Pulp hasta The Sex pistols.

Y sí, “She comes in colours”. Otra chica technicolor y la frase que tomaron los Stones para hablar de la anterior mujer de colores.

No sabemos nada de esta joven. No le canta a príncipes azules; no sale de Kansas. No es tampoco muy famosa. Ah, pero vaya que su canción es ponedora. Y remite a una más de las sustancias que tanto le quemaron la cabeza a Arthur Lee. My love she comes in colours.
Y hablando de tipos con el coco quemado de tantos ácidos, llegamos a la última chica technicolor.

Los Beach boys lanzaron en el mismo 1966 el sencillo para su prometedor disco Smile. Éste es hasta la fecha uno de los más famosos discos que nunca fueron dados a la luz. Hace algunos años el compositor líder del grupo, Brian Wilson, después de años de silencio y de mucho tiempo que tardó para recuperarse de sus viajes interespaciales, lanzó una versión propia de dicho disco.

Entre muchas otras canciones aparece aquella dedicada a la última chica technicolor. Con tal visión en colores y con tantas buenas vibraciones, ésta joven de ropas coloridas llenaba todo locus amenus de los olores y sabores del rey Salomón en el Cantar de los cantares. No fue Salomón quien le cantó a esta mujer cuyos amores son mejores que el vino, sino Brian Wilson, sus hermanitos y demás corifeos.

Sin más, gozáremos y nos alegraremos en ti.


La tal Titania

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