Confesiones
de alguien que creció en los ochenta
Mientras hojeo los nuevos libros de
Español lecturas que la SEP dio en entregar para este ciclo que viene, me doy
cuenta que el contenido ha cambiado de forma completa. Nada queda de la edición y selección que se preparó en los setenta y ochenta y que, con cambios en el diseño del libro se mantuvo hasta hace poco (debo decir que el diseño de los noventa, con Trino en "Juicio a un taco", por ejemplo, fue mejor que la que me tocó).
No sabía que estaban preparando
nuevos libros de lecturas para la educación primaria. Hoy los veo y, de
entrada, debo reconocer que su diseño es algo original, aunque a mi gusto un
poco deprimente. Colores apagados enmarcan dibujos y collages cuasi surrealistas
(hoy que el estilo surrealista ya es marca registrada de la publicidad) aunque
encontradas con una estética de punk victoriano (es en serio): imágenes como de
fotocopia, letras en collage, aunque con mucha iconografía del siglo
XVIII y XIX.
Ahora, los contenidos.
En la introducción se nos advierte
que los contenidos fueron cambiados totalmente para acercar al lector a la
literatura viva, es decir, a la que se hace hoy en día. Con esto, dicen,
esperan hacer más accesible a los infantes (me encanta esa palabra) el mundo de
las letras.
Así y todo, se advierte enseguida
que en la selección de textos hay una absoluta noción generacional y
nacionalista. Más del 80% de los autores publicados son mexicanos que nacieron
después de los años sesenta. La mayor parte de ellos, además, poco conocidos
para el gran público. Tan sólo del crack encuentro a Ignacio Padilla y a Pedro
Ángel Palou. También advierto que, con excepciones, a diferencia de la edición
inmediatamente precedente, una buena parte de los textos sí fueron pensados
para un público infantil o juvenil. Algo que no debe de extrañar del todo, si
pensamos que en aquel entonces (década de los setenta) la literatura infantil y
juvenil era un nicho muy pequeño, cuando hoy es uno de los que mantiene
vigentes a muchas casa editoriales (los adultos la neta no leen).
La calidad de estos textos va de lo
sinceramente malo a lo aceptable e inclusive bastante bueno, pero no dejan de
inquietarme algunas cosas.
Primero: el criterio de selección
fue evidentemente generacional. Si en el anterior había cierta presencia de los
narradores del Boom, junto con clásicos universales; ahora como ya dije hay una
preponderancia de los nacidos después de los 50 y 60. ¿Cuál es la idea de
esto?, ¿un niño puede entender mejor un texto como “Rita la punk” (libro de
sexto año) que a Oscar Wilde?, ¿por qué la inmensa mayoría (un 95% a lo menos)
de los escritores seleccionados son mexicanos?, ¿nacionalismo?, ¿o será que
Carmen Boullosa conecta mejor con
nuestros valores mexicanos?
No malinterpreten, no estoy juzgando
la calidad de los autores ni de los textos (hay de los muy malos a los
realmente buenos), sino a la necesidad de usar sólo escritores mexicanos.
Respecto a la división generacional, me parece natural, pero quitando cuatro
textos que por ahí he visto, ¿por qué usar sólo a escritores de determinadas
generaciones, dejando de lado, por decir algo a por lo menos seis décadas del siglo XX?
No celebro a los nuevos libros de
texto; sinceramente me parece un desacierto eliminar totalmente las selecciones
anteriores (el problema de la edición anterior es que en realidad muchos textos
no eran accesibles para niños). Tal vez sea algo generacional: probablemente en
algunos años esas lecturas también sean consideradas clásicas y alguno de esos
autores sea lo que hoy es García Márquez (aparecían fragmentos de Cien años de
soledad en las antiguas ediciones).
Quizá simplemente soy un viejo amargado
(pero de chocolate amargo).
César Alain Cajero Sánchez
*Para ver algunos de estos nuevos
libros, seguir estas ligas:
Y por si alguien no recuerda los
libros de primaria hechos en los setenta (aunque no vienen ni los de quinto ni
los de sexto, con diferencia los mejores):
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