Una revista
A raíz de mi reciente arribo a la ciudad de la dizque esperanza y hechos contactos necesarios, reanudo el proyecto de la revista. A petición de conocido cuanto ilustre personaje escribo la idea que anima este proyecto así como los mínimos cambios surgidos durante mi retiro del mundanal ruido.
La idea de la revista nació de un
sentimiento de insatisfacción ante el panorama social, cultural, artístico e
ideológico del momento actual y en particular de la situación que se puede
percibir en las distintas revistas que se editan actualmente. A saber: hay dos
tipos de revista actualmente. Por un lado, aquellas ya plenamente establecidas,
con un canal de distribución bien trazado, con un plantel de colaboradores bien
cimentado y que siguen en general la idea original de lo que es una revista: un
conjunto de textos con distintos temas y puntos de vista en donde se conjunta
la crítica, el ensayo y la creación de forma más o menos rigurosa y legible.
Con esto me refiero a revistas como Tierra
adentro, Letras libres o Nexos, las cuales de una manera u otra
siguen una pauta como la descrita anteriormente (aunque Nexos parece cada vez más revista de política y cada vez menos,
cultural). Siempre me han parecido revistas bien hechas y bien planeadas en lo
general (y eludo el tema de mis avenencias o desavenencias con su discurso
editorial), sin embargo su problema es que se han convertido en pequeños clubs
cerrados donde entrar es muy difícil si no es que imposible. Aunque mantienen
una saludable relación con su público y que en gran parte tienen un nivel de
contenidos bastante bueno, no hay forma directa de participar en ellas.
Por otra parte están los cientos
de revistas “pequeñas” que, apoyadas por un órgano estatal o no, se editan en
este país. Revistas que van desde la muy recomendable Biblioteca de México hasta Generación,
Moho o Complot (una de las revistas más bellamente diseñadas que haya
conocido). Y en esto meto inclusive a una propuesta ya tan bien plantada como Algarabía. Todas ellas con sus enormes
diferencias son semejantes en algo: están dirigidas a un nicho particular y su
discurso editorial es muy reducido. Biblioteca
de México, por poner ejemplos, está dirigida a un público lector interesado
en los sabrosos pormenores de un tema que ya domina; Algarabía está dirigida y pensada como una revista de divulgación
(bien planeada y editada, pero es eso: una revista de divulgación —en broma le
llamo la Muy Interesante de la
cultura letrada). De Generación, Moho y otras revistas que temo no
mencionar, creo que su público está sobrentendido. Ni hablar de las revistas
electrónicas que combinan “arte y tecnología”; “diseño y artes marciales” y
demás. Son fanzines disfrazados de revistas; esto es, producciones dirigidas a
un nicho muy particular y que no pretenden otra cosa. Algo muy respetable, pero
que no incide en la sociedad de la manera en que lo hacían las grandes revistas
del pasado como Sur o Plural. Ciertamente todas ellas tienen
una relación con su público más estrecho que las grandes revistas, sin embargo,
tampoco está de más señalar que también (y en algunos casos de manera más
acentuada) forman un pequeño club de amigos donde la réplica o la disensión son
imposibles. Lo primero es natural en toda propuesta editorial: hay una idea de
lo que debe ser una revista; lo segundo me parece cuando menos poco saludable,
pues sin el intercambio de puntos de vista no existe el diálogo y sin el
diálogo, la idea misma de una revista (un sitio donde convergen múltiples
visiones, ideas y pensamientos) desaparece para en realidad acabar siendo un
fanzine con recursos.
Creo ocioso hablar de las
revistas académicas, las cuales están interesadas, como es obvio, en un
porcentaje mínimo de la población letrada y cuyo lenguaje es muchas veces
arcano. Un tipo de revista que en realidad se lee por artículos, pues cada uno de
ellos está dirigido a un especialista.
En el caso de la revista (la cual
sigue sin tener título definitivo) motivo de este escrito, desde el principio
fue planeada de una manera que la desmarcara de las propuestas existentes, pero
extrayendo de ellas lo que me parece más valioso.
Pretende ser una puerta abierta a
la crítica artística, moral, pero también social, política, filosófica e
ideológica. Un sitio abierto a la discusión de los presupuestos del mundo
moderno. Esta crítica pretende ser rigurosa (casi toda revista se dice crítica;
empero trabaja por consigna: no discute ni presenta argumentos; da por hecho
ideas y predica entre los conversos); de ideas y argumentos, no de poses para
espantar a la burguesía. Como espacio abierto, dichas críticas estarán sujetas
a una réplica si está bien fundamentada. Aunque la idea de la revista es criticar este
modelo de vida; si alguien apunta objeciones rigurosas, tal idea será
bienvenida.
Algo importante a señalar es que
se trata de un proyecto dirigido al público en general, así que, como es
natural en toda revista, se pide una escritura accesible a todo lector
medianamente instruido. En el mundo actual se ha confundido (de forma necia a
mi modo de ver) profundidad en la cultura humanística con un torpe uso de una
jerga pseudocientífica que sólo viste de palabras un discurso a veces hueco, a
veces valioso pero oculto por la palabrería.
Esto va aparejado a otro aspecto
importante: a pesar de la rigurosidad pedida, ello no implica que con esto se
pretenda hacer un espacio académico ni mucho menos. Hay lugar para
divertimentos, crónicas y demás espacios indispensables para la pluralidad de
una revista y para mantener el interés. Repito: una revista es un espacio donde
diferentes voces, perspectivas, niveles de lectura y opiniones se encuentran.
Un lugar para la discusión, pero también para la risa y la creación. Un espacio
donde cualquiera pueda participar: donde el rigor crítico sea tan atractivo
como el humor sea incisivo.
Asimismo se recuerda que esto no
debe llevar a pensar la revista como un espacio de divulgación. Son bienvenidos
algunos artículos con estos fines, sin embargo, no es la idea de la revista, la
cual pretende ser, lo repito, un espacio de encuentro, discusión, creación y
crítica. La claridad discursiva no debe ser confundida con superficialidad.
Creo en el ejemplo de Borges, quien fue capaz de escribir ensayos de gran
profundidad temática con un estilo perfectamente medido. En ello radica la dignidad
de un buen ensayo.
En la parte de creación, hay una
total libertad estilística. El filtro, aventuro, será un comité editorial de carácter
rotativo con una duración de seis meses. Habrá también una mesa de consejo
editorial, pero sin voto a la hora de decidir los textos de creación o
ensayísticos a publicar.
Está en los planes crear una sección
de crítica teatral, fílmica, plástica y literaria (además de una sección de
correspondencia y uno de réplicas a manera del desolladero de sábado) a cargo de algunos miembros del proyecto. Estas serán las únicas secciones con un encargado fijo en la revista, aunque la
crítica puede ser propuesta por cualquier persona, miembro del
proyecto o no.
Ya lo he manifestado en
anteriores ocasiones, pero creo que la participación de los lectores como
miembros activos del proyecto es fundamental. Esto es algo que las revistas
pequeñas y los fanzines han logrado y es también donde radica su fortaleza.
Empero, en este caso mi interés es que el lector se integre al proyecto más
allá de dar su aprobación cómplice: se trata de hacerlo participar directamente
en la discusión y el proceso de creación-distribución de la revista. Los
ensayos llegados por correo o directamente habrán de pasar por los mismos
filtros que aquellos entregados por los miembros del proyecto original.
La idea original preveía un
espacio en la revista de creación para el diseño, la caricatura y las artes plásticas. Tal idea permanece
vigente, con la diferencia de que la revista contará con color en interiores
desde el primer número (aún queda por ver si en la totalidad de páginas). Asimismo,
el diseño me parece un aspecto medular en una revista. Espero que con el paso del tiempo, la revista dé como resultado la ampliación
del proyecto a la creación de un club de películas, teatral y una galería. Para
esto habrá que contactar con personas interesadas en ese tipo de propósitos.
Si es posible, entrar en contacto
con organizaciones y personas que se interesen o converjan con el proyecto.
Desde todas las áreas y disciplinas ya sean humanísticas (obviamente Filosofía,
Antropología, Letras...) ya sean científicas o matemáticas. Inclusive políticas
siempre y cuando no basen su acción en un partido u organización paragubernamental
(no es un semillero de voto: tales compromisos coartan la crítica libre).
La relativa tardanza en el
lanzamiento del primer número se debe más que nada a que en vista de la suerte
corrida por empresas semejantes, decidí de manera personal (yo, el supremo)
conseguir más fondos sin pedir subsidios al Estado ni a particulares de manera
directa. Así, tener de entrada dos
ediciones de 500 ejemplares cada una que saldrán en forma bimestral. Que el
precio de la revista sea el mínimo para reimpresión (más unos pesos para ir
haciendo crecer la edición). Así, cuando el número de ejemplares sea mayor a
1000 por número, hacer el proyecto deducible de impuestos y convertirlo en una
pequeña empresa (sin fines de lucro, pero con la idea de pagar a los
colaboradores algo). Como ya lo he platicado con algunos, al principio, esto se hará de forma puramente autogestiva y sin beneficios económicos. La idea es que después sí existan algunos ingresos, pero siempre manejados en forma colectiva y con algo más en mente: el arte, que es creación y crítica: revuelta. Eso es otra cosa que debe admirársele a las pequeñas
revistas que se han mantenido: la tozudez de mantener un proyecto aunque de
momento no dé ganancias porque hay algo qué decir.
Ya lo he expresado antes, pero
tal vez no a todos. La idea de una revista electrónica también va aparejada a
la de la revista en formato físico, pero sobre todo como un espacio para la
discusión más informal y para la entrada de blogs y textos que acompañen a la edición física. ¿Por qué el formato físico? Porque sólo en tal formato una revista es leída de forma completa. En los sitios electrónicos, a pesar de su penetración, se privilegia una lectura rápida y dirigida a un artículo en específico. Eso destruye la idea de una revista como un todo orgánico donde diversas formas de ver al mundo se encuentran.
Aunque el tamaño del proyecto
requerirá una distribución más sofisticada que la original propaganda
evangélica planeada, ésta y la campaña previa en forma de anuncios y diseños en
campus de escuelas y universidades me parece todavía una forma esencial para
que la gente se involucre de la manera citada.
Yo mero